Quejosa

La mamá de Pochaco y Toto... Raquel

Hoy haré un ejercicio similar al que hace unos días la mamá de Camilita presentó en su blog. Digo ejercicio porque la libertad de expresión es eso, ejercer por medio de la palabra el derecho que todos tenemos de decir lo que pensamos.

Vivimos en una unidad bonita y grande. En ella hay retornos que se separan unos a otros con áreas verdes e incluso hay unas canchas con su kiosko y mucho lugar donde correr. Desde que llegué a este lugar (hace más de 15 años) está estipulado que los dueños de los perros tengan la precaución de que al salir a pasearlos éstos lleven correa y que los desechos procuren no dejarse a mitad de la calle. Tal vez esto último sea lo menos respetado, pero al menos las personas que vivimos aquí tenemos la conciencia de ir al pendiente de nuestras mascotas a la hora del paseo.

Hoy tuve un tremendo tremendo altercado con una persona de mente diminuta que se dice la dueña de un lindo labrador color negro. Vive a unas casas de la mía y nos separa un área verde. Mis perros, como ustedes lo han visto, son raza cocker y por naturaleza tienden a ser nerviosos. El labrador, por naturaleza, tiende a ser juguetón. Yo eso no lo discuto, y de hecho no fue la razón de mi segunda pelea con esta estúpida mujer -perdón, dije más cosas peores pero recuerden que vivo en Veracruz-. Lo que le discuto es que cuando "saca" a su perro a pasear lo deja correr libre por todos lados y sin correa, mientras ella platica por celular o con alguna otra persona. Esta bien, vive en un país libre, el asunto es que parece que como llegó hace pocos años a esta colonia no tiene idea de cómo son las cosas; no soy la única que se ha quejado de que su perro, al querer jugar, provoca a los otros perros que están en las casas, pero con los míos es más notorio porque mientras más se enojan el labrador se asoma a la puerta y de alguna manera los provoca, cosa que repito, considero de lo más natural entre los animales.

El asunto es que a la mujer se le dicen las cosas y le vale, ya van varios vecinos que le insisten que por favor tenga cuidado y la tipa contesta cosas irritantemente egoístas. Hoy, cuando ya me tenía harta que el perrito se paseara como loco, la fulana me vio salir de la casa y le puso la correa a su animal (cree que no me di cuenta); fui a pedirle de favor que se fijara en su animal y que era su obligación sacarlo con correa, a lo que ella me contestó que su única obligación era sacarlo a caminar y que no era su problema que mis perros se pusieran nerviosos, que era libre de sacarlo como ella quisiera.

No quiero hacer esto más largo porque sigo enojadísima, pero me queda claro que entre los humanos hay escases de conciencia y valor por los demás; es decir, Pochaco está enfermo y yo entiendo que el que se pongan nerviosos no es cosa del perro, lo que sí es bronca de la mujer es vigilar que no vaya a provocarlos... yo no le pedía más, y si quiere sacar a su animal a que corra por la vida hay muchos otros sitios a donde lo puede llevar a que lo haga; en verdad, a eso no me opongo. ¿Es mucho pedir que no me salga con respuestas estúpidas y que su ardilla mental le funcione adecuadamente para que comprenda por qué y para qué se hacen las reglas?

Tengo otros blogs donde podría decir esto y no robarle espacio a mis hijos, pero finalmente es un tema que a ellos les concierne y que lanzo como petición a todos los dueños de mascotas: Que piensen que viven entre otras personas, que no están en una isla donde nada importa si afectas al vecino, que si su animalito quiere correr lo saque al campo, pero que no anteponga sus comodidades y su falta de responsabilidad para afectarnos a los demás.

No se vale que nos perdamos así, entre egoísmos. Estoy enojada. Me estresa demasiado cómo la humanidad se llena de pendejas como esta.

Saludos a todos los perritos amigos de Toto y Pochaco, y en verdad, perdón la ira, pero no lo puedo evitar.