Vida de perros... Consentidos
Diario de un padre y su hijo que no se llevan nada bien...
sábado, marzo 18, 2006
El cuento de PX
Pochaco

Ahora que la tía Sand está viviendo con nosotros, ella, igual de amorosa que con la Gaby, nos dedica mimos y algunos apapachos (no muchos porque dice que hay que tener ciertos cuidados con la pequeña cachorra), y también nos cuenta historias como la de PX, que leyó de un libro que usa para cuando está con otros cachorros más grandecitos (trabaja en eso que los humanos llaman "escuela")...

La historia de Px es la de un niño que tiene un perrito con el cuál juega, se divierte, e incluso hasta pintan juntos. Un día PX desapareció, y el niño se quedó muy triste. Entonces decidió que debía hacerla de detective e ir a buscarlo, y así, se dispuso a investigar entre los vecinos sospechosos.

El primer interrogado fue un señor muy solitario y misterioso que vivía cerca. "Señor, busco a mi perro PX", a lo que el señor, que había recibido al niño con un triste aspecto, le respondió "Qué extraño, yo también he perdido a mi perro Saltarín. Le puse así porque cuando toco música él da de brincos a ese ritmo". Entonces el chico se comprometió a buscar no sólo a PX, sino a Saltarín.

Después fue con el carnicero, un señor que gritaba por oficio, y al interrogarlo sobre el paradero de PX, éste respondió "qué extraño, yo también he perdido a mi perro. hace dos semanas que no aparece por aquí... ¡con lo que le gusta acompañarme en la tienda!". Curiosamente era el mismo tiempo que Saltarín y PX tenían de extravio. Entonces se comprometió a buscar a los tres perros.

Luego fue con una señora de muy mal carácter, a quién, temeroso, fue a buscarlo sobre el paradero de PX, pensando que ella tenía muchas razones para no quererlos, pues tenía un jardín lleno de gallinas y pájaros. "Señora, ho ha visto usted a mi PX?" "¡No! pero cuiosamente yo también he perdido a mi perro. Se llamaba Latoso. A veces venía y aunque alteraba a mis gallinas, era un animal muy bien entendido. Hace dos semanas que no se nada de él". Entonces el niño se comprometio a buscar a Px, Saltarín, el perro del carnicero y a Latoso.

Durante su investigación, el niño había escuchado a su pequeño hermanito preguntarle de dónde venían los bebés, a lo que el investigador, sin tiempo de responder, le dijo que venían del cielo.

Entonces fue tras la pista de Px a la casa de la niña más antipática de su calle, compañera de escuela, y también sospechosa por la pérdida de PX. fue con ella, quien le dijo "qué extraño, yo también tengo un perro extraviado. Se llama Muñeco, siempre venía a casa muy sucio y yo lo limpiaba y peinaba, pero hace dos semanas que no lo veo". Entonces el niño le compartió sus conjeturas, y ambos creyeron muy sospechoso que todos los perros de la calle se hubieran perdido.

La niña pensó "si todos los perros se perdieron y tienen el mismo tiempo, ¡debe ser que tu PX es mi Muñeco, y el Saltarín del señor solitario, y el Latoso de la señora enojona, y el perro sin nombre que visitaba al carnicero!".

En eso estaban cuando el pequeño hermanito del investigador volvió pregutando qué cosa comían los bebés, y los niños, emocionados de haber develado el misterio canino, le dijeron con prisa al pequeño que leche y galletas. "Entonces, ¿me pueden dar leche y galletas?" dijo él. Ellos, sorprendidos, se preguntaron el por qué, y los llevó a donde estaba PX con muchos perritos peqeños a su alrededor. ¡Resulta que PX no era niño, era niña! y si se había ausentado dos semanas, fue para tener a sus cachorros.

El niño, la niña antipática que ahora se había convertido en su amiga y el hermanito pequeño se alegraron mucho, le dieron la noticia a los vecinos. y PX siguió siendo PX, mientras que los cachorros fueron entregados a cada uno de ellos, que tan bien la habían tratado.

Espero les haya gustado este pequeño cuento que la tía Sand nos contó con mucha emoción.


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